22 feb 2010

El club de los suicidas

Tengo mucho trabajo por hacer pero ningún órgano a tono que pueda relevar la tarea. No quiero hacer nada. De hecho, hacer nada me fascina. Nada. Nada de nada. Seguiré especulando con eso de que el año calendario aún no comenzó. Se impone el fin de mes. Se impone un ejército de horarios por cumplir. Pero no tengo ganas de hacer nada. Aunque sé que tengo que volver a calentar los motores, a darle un envión a esta vida perezosa. Voy a hacer esto:  seguir escribiendo lo que empecé y para eso necesito juntar pedacitos de historias de oficina. Testimonios. Testimonios de una vida que suele ser más imaginable que la mía. El pedido empezó a cobrar sentido ayer cuando Martín me relató su propio burn out (síndrome del quemado) y ahora mi voracidad depredadora de historias pide más. Más. Quiero burn out, ataques de pánico, síndrome del cubículo, mareos, propuestas indecentes, ascensos, renuncias, disfunciones sexuales por stress laboral, estados de shock, diarrea nerviosa, liderazgo inadecuado, insomnio, hipertensión arterial, infarto al miocardio, conductas antisociales, psicosis severas, karoshi.
Si, se que podrá sonar áspero el asunto pero tengo que escribir eso. Ya dí mi palabra. Dejo, a modo de ejemplo, una historia real que sucedió en japón. Nada tiene que ver con oficinas pero también me entusiama la frustación ahogada que lleva a algunos al suicidio.
Suicide Club: 54 chicas se tiran a las vías del tren. Pero este suceso es sólo el principio de lo que parece ser una serie de suicidios en cadena por todo Japón. ¿Tendrá algo que ver el nuevo grupo musical Desert? El detective Kuroda intentará encontrar la respuesta, que no resultará tan sencilla como él desearía... (FILMAFFINITY) ver video

Martín ..... dice:

Yo tuve un burn out, ataques de pánico, mareos, en realidad fue paulatino, sentía que me moría y era cada vez mas grave como consecuencia del stress laboral, a veces sentía que me iba a morir de un ataque al corazón. Al principio no se lo conté a nadie porque pensé que era pasajero pero empezó a pasarme todo el tiempo. Iba en el subte y pensaba que descarrilábamos o que explotaba todo, y era pánico, todo generado por mi cuerpo, nada más. Una vez vomité en el medio de una reunión muy importante. Quise decir algo y vomité.
Otra vez estaba haciendo un informe y pensé que había un terremoto o un temblor. Veía que el piso se movía o que el techo se caía.  Fue horrible hasta que llegó un punto en que no podia más y fui al médico. Me hizo mil estudios y no tenia nada, estaba pasado de presiones y de trabajo. En un año habia engordado 10 kilos! Entonces el médico me dijo así de una: stress. Encima yo estudié para sommelier y ese año tome mucho alcohol como para silenciar la caída….
Ahora? Estoy bien, ya pasó lo peor.